Kintto Lucas: Yunque

diciembre 7, 2008
Kintto Lucas
Hace unos días, durante la presentación del libro La Guerra en casa -de Reyes a la Base de Manta-, decía que es necesario llamar la atención sobre la errónea política internacional y militar ecuatoriana hacia el conflicto colombiano.

Lamentablemente, la aplicación del Plan Colombia combinada con los errores gubernamentales está llevando a Ecuador a cumplir el papel de yunque que le asignó ese nefasto plan geoestratégico diseñado por Washington y Bogotá.

Desde el comienzo del Plan Colombia en el año 2000, uno de los objetivos fue involucrar a Ecuador en el combate a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) para que la guerrilla colombiana se golpeara en el “yunque” conformado por las fuerzas armadas ecuatorianas. Eso no se había logrado hasta el bombardeo de las fuerzas armadas colombianas al campamento de Raúl Reyes en Angostura, el 1 de marzo de este año.

A partir de ese ataque, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con el apoyo de Estados Unidos, ha logrado colocar a nivel internacional la imagen de que el gobierno ecuatoriano es condescendiente con las FARC. Ante la necesidad de desvirtuar esa falsedad, Ecuador ha caído en la trampa, y sus fuerzas armadas se han ido involucrando cada vez más en el combate a las FARC pasando a cumplir el papel de yunque que habían resistido.

La realidad está mostrando que al mandatario colombiano no le interesa mantener buenas relaciones políticas con Ecuador, su único interés ha sido y es forzar a que el país se convierta en yunque, y lo está logrando.

Desde el año 2000, los gobiernos colombiano y estadounidense realizaron diversos intentos de involucrar a los países limítrofes con Colombia en su guerra contra las FARC. En la VI Reunión de Ministros de Defensa de las Américas, realizada en Quito en el año 2004, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, insistió en la necesidad de conformar una fuerza multinacional para enfrentar a las FARC.

En esa oportunidad Rumsfeld, afirmó que “terroristas, narcotraficantes, secuestradores y pandillas criminales forman una combinación antisocial que busca crecientemente desestabilizar a las sociedades civiles” y ”encuentran refugio en zonas fronterizas y áreas donde el gobierno no está presente”.

Basado en ese argumento con apoyo de Colombia, Perú y Granada propuso una nueva arquitectura de seguridad hemisférica para enfrentar el narcoterrorismo y el aumento de la pobreza, consideradas como dos amenazas para la defensa.

La propuesta rechazada incluía exhortar a la Organización de Estados Americanos a elaborar una lista de grupos e individuos “terroristas” e “insurgentes” de la región, para impedir que obtengan visas y circulen por los diferentes países.

Pero las tesis estadounidenses fueron derrotadas por el bloque sudamericano, en el que algunos militares ecuatorianos jugaron un importante papel en defensa de la soberanía.

Es urgente que el gobierno ecuatoriano salga del entrampamiento al que lo llevó Álvaro Uribe, modificando su política internacional y militar hacia el conflicto colombiano.


Kintto Lucas: ECUADOR ¿Chao soberanía alimentaria?

noviembre 19, 2008

Por Kintto Lucas

Allá por 1982, cuando vivía en Brasil, en el sur del país existía un auge de plantaciones de tabaco.
Las grandes tabacaleras transnacionales y brasileñas, otorgaban créditos a los pequeños y medianos campesinos para que construyeran su secadora, compraran insumos y plantaran con la condición de entregar la producción a la empresa durante cinco o diez años. Como garantía, la tierra quedaba hipotecada a favor de las compañías.
Muchos campesinos que cambiaron la producción diversificada por el monocultivo de tabaco no llegaron al plazo del acuerdo. La producción no les dio para pagar el crédito y las empresas se quedaron con sus tierras, que luego transfirieron a grandes propietarios.
Otros tantos vieron su tierra destrozada por el tabaco, bajó la producción y tuvieron que traspasar sus pocas hectáreas a grandes propietarios, y así pagar los créditos y quedarse, por lo menos, con unos sueltos.
Los promotores de las tabacaleras, cuando llegaban a las pequeñas fincas, prometían a los campesinos un negocio en el que no tenían que poner “nada de dinero, solo su tierra”, porque el dinero lo prestaban en forma “solidaria” las empresas y en algunos casos el Banco del Estado. Habían logrado transformar la solidaridad en una palabra hueca, vacía…
Ese modelo se aplicó con la soya y otros cultivos, teniendo en cuenta la particularidad de cada producto, pero en todos los casos fomentando el monocultivo y la concentración de la tierra.
Algo similar ocurrió con los pequeños y medianos agricultores que se dedicaron a la producción de alimentos para grandes supermercados, exportadores o empresas agroalimentarias. Recibían el crédito del supermercado, de la empresa agroalimentaria o de un Banco estatal y se comprometían a venderles su producción dentro de una “cadena productiva”.
Cuando la cosecha iba mal y no podían pagar, la “solidaridad” desaparecía y se quedaban con su tierra o le obligaban a venderla a un productor más grande.
Dentro de esta nefasta cadena se incluyó una cláusula que tenía un nombrecito algo así como “exigencia de normas fitosanitarias para proteger la salud” de los consumidores.
Pero en realidad las exigencias sanitarias eran tan altas y tan irreales que solo buscaban, y lo lograron, eliminar la comercialización directa de los productores. Lo que significó el golpe de gracia para los pequeños y medianos agricultores, quienes se sometieron al poder de los monopolios..
Ese modelo expulsó a millones de campesinos del campo brasileño. Pero los expulsados de la tierra se resistieron a abandonarla y junto a otros desplazados por la construcción de grandes represas formaron el mayor movimiento social de América y uno de los más grandes del mundo, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que vi forjarse en los campamentos al costado de las carreteras y en las grandes haciendas ocupadas.
Ese modelo que consolida monopolios agroalimentarios, expulsa del campo a los pequeños y medianos agricultores, y atenta contra la soberanía alimentaria porque grandes empresas monopolizan la alimentación de un país, es el que se busca aplicar en Ecuador, de acuerdo al Proyecto de Ley de Soberanía Alimentaria que en las últimas horas cayó en mis manos.
Este Proyecto de Ley fue elaborado por una comisión conformada por el Poder Ejecutivo en la que participaron algunas personas con una mirada de cambio y muchas otras que buscan fortalecer a los grandes agronegocios e importadoras de agroquímicos. Lamentablemente estas últimas impusieron su visión.
Los promotores de las empresas tabacaleras de Brasil en los años 70 y comienzo de los 80, promovían a los campesinos un negocio para el cual no necesitaban “nada de dinero, solo su tierra”. Finalmente éstos se quedaron sin tierra y sin dinero.
Ahora, los promotores de esta ley y ciertos cuenteros que la auspician dicen que promueve un “negocio incluyente” buscando someter al campesino a las denominadas cadenas productivas mediante las cuales solo podrán producir para determinados grandes supermercados o empresas agroalimentarias.
Además, normas fitosanitarias mediante, los campesinos perderán la posibilidad de comercialización directa.
Si el Mandato Agrario aprobado por la Asamblea Constituyente, favoreció a los importadores de agroquímicos y a las empresas agroalimentarias, este Proyecto de Ley multiplica ese favor. En pocos años se fortalecerán los monopolios y la concentración de la tierra.
Más allá de algunos articulitos perdidos, lo de soberanía alimentaría es un cuento. Podrían denominarla tranquilamente “Ley de Negocio Incluyente” o algún otro nombre sugestivo propuesto por los promotores, quienes además apoyaron en su momento el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que proponía normas fitosanitarias similares.
Resta esperar, que cuando el proyecto llegue a la Comisión Legislativa, exista una activa participación y movilización social para transformarlo en una verdadera Ley de Soberanía Alimentaria.
Si eso no ocurre, ojalá que ningún asambleísta que diga defender la soberanía alimentaria se preste para legitimarlo firmándolo como propio, como ocurrió con el mandato agrario.
El modelo agrario que promueve este proyecto de ley y algunos /as ministros /as, es tan conocido como el modelo neoliberal, y se opone al modelo de soberanía alimentaria y economía solidaria establecido en la nueva Constitución.
Si ese proyecto no cambia totalmente su sentido, en pocos meses podremos decir: ¡chao soberanía alimentaria!…


Kintto Lucas: La guerra en casa -De Reyes a la Base de Manta-

octubre 30, 2008

En el año 2000, el libro Plan Colombia La paz Armada, de Kintto Lucas, señalaba que en pocos años el conflicto interno colombiano entraría en una fase desconocida, en la cual se aplicarían bombardeos selectivos a campamentos guerrilleros y se involucraría a Ecuador en lo que denominó un Kosovo andino.

Cuando Lucas en una entrevista le planteó a Raúl Reyes la hipótesis de los bombardeos selectivos, el líder de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) dijo que era imposible utilizar esa tecnología en la selva colombiana donde se movía la guerrilla.

Ocho años después, en marzo de 2008, el bombardeo de las fuerzas armadas colombiana al campamento de Reyes, confirmó aquel anuncio.

Si en Plan Colombia. La paz armada, Kintto Lucas decía lo que iba a ocurrir, en La guerra en casa –de Reyes a la Base de Manta- señala porque y cómo ocurrió lo que ya se había anunciado, proyectándolo hacia el futuro.

Este libro revelador brinda información inédita sobre la utilización de la Base de Manta por parte de Estados Unidos, devela los entretelones de las relaciones entre Ecuador y Colombia, esclarece el papel de las fuerzas armadas y la policía ecuatorianas en el conflicto colombiano, entrega información desconocida sobre los intentos frustrados de canje humanitario entre las FARC y delegados del gobierno francés, aporta datos importantes sobre el bombardeo al campamento de Raúl Reyes, cuenta cómo fue la liberación de Ingrid Betancourt, y analiza el conflicto dentro de un contexto global.

Al ser consultado sobre su nuevo libro Lucas mostró su preocupación porque en el último año se ha dado un mayor involucramiento de Ecuador en el Plan Colombia. “La presión del gobierno colombiano para que Ecuador demuestre que combate a las FARC, ha llevado a un aumento de los enfrentamientos entre el ejército ecuatoriano y la guerrilla. En ese sentido, hay que tener mucho cuidado porque finalmente Ecuador puede empezar a cumplir el papel de yunke que le tiene reservado el Plan sin que el propio gobierno se lo proponga”.

Sobre su libro, el escritor afirmó que contextualiza la relación de Ecuador con el conflicto colombiano y el Plan Colombia, y muestra las contradicciones de esa relación y de las relaciones entre Quito y Bogota dentro de la geopolítica regional.

Kintto Lucas es escritor y periodistas uruguayo-ecuatoriano, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí 1990. Es corresponsal de la Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS) en Quito y presidente de la Asociación de Prensa Extranjera en Ecuador (APE). Fue Asesor en la Mesa de Soberanía, Relaciones Internacionales e Integración Latinoamericana de la Asamblea Constituyente. En 2004 recibió la Pluma de la Dignidad de la Unión Nacional de Periodistas del Ecuador en reconocimiento a su trayectoria. Ha sido docente en la Pontificia Universidad Católica, en la Universidad Andina Simón Bolívar y en la Universidad de las Américas; además de conferencista de diversas universidades y de la Comisión de Control Cívico de la Corrupción. Algunos de sus libros son: Rebeliones indígenas y negras en América Latina (Abya Yala, 1992); Mujeres del siglo XX (Abya Yala, 1997); Apuntes sobre fútbol (Abya Yala, 1998); La rebelión de los indios (Abya
Yala, 2000), traducido al inglés con el título We Will Not Dance on Our Grandparent’s Tombs. Indigenous uprisings in Ecuador (IICR, 2000); Plan Colombia. La paz armada (Planeta, 2000), El movimiento indígena y las acrobacias del coronel (Tintají, 2003), Un país entrampado (Abya Yala-Tintají 2005), Con sabor a gol: Fútbol y periodismo (Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano-FLACSO, 2006); Rafael Correa. Un extraño en Carondelet (Planeta, 2007)

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Kintto Lucas: Constitución 2008: Entre el Quiebre y la realidad

octubre 29, 2008

Ya está en librerías CONSTITUCIÓN 2008: Entre el quiebre y la realidad, un libro editado por Editorial Abya Yala, que integra crónicas de la Asamblea Constituyente , devela las contradicciones en su interior, reflexiona temas importantes de la nueva Carta Magna, interpreta qué estaba en juego con el referéndum, revela el papel de la Iglesia y analiza la coyuntura política del país entre otros temas.

Los textos de este libro, son un aporte al debate sobre la Constitución del 2008 redactada en Montecristi, la realidad ecuatoriana y las perspectivas de futuro.

Compilados por Kintto Lucas, este libro tiene textos de Alberto Acosta, Alejandro Moreano, Ana María Larrea, Eduardo Galeano, Eduardo Gudynas, Erika Sylva, Francisco Hidalgo, Gabriela Quezada, Guillermo Navarro, Juan Paz y Miño, Mario Unda, Pablo Ospina, Patricio Benalcazar, Patricio del Salto, Rubén Darío Buitrón y el compilador

El buen vivir, la plurinacionalidad, la interculturalidad, los derechos colectivos y de la naturaleza, el rescate de la soberanía, la soberanía alimentaria, la integración latinoamericana, el agua como derecho humano, los derechos de los migrantes, la economía solidaria, la comunicación, la renovación de la justicia y el derecho del pueblo a la resistencia son algunos de los temas tratados en este libro.


Kintto Lucas: Colcha de retazos

octubre 24, 2008

«Las victorias burocráticas de esos grupitos no solo le hacen el juego a la derecha interna y externa, sino que pueden ayudar a quebrar Acuerdo País como ocurrió en su momento con Pachakutik por acciones similares.»

El Presidente de la República, anunció hace algunos días que en las próximas elecciones prefiere que Acuerdo País (AP) no presente candidatos a alcaldes o prefectos y apoye a la mayoría de los que están en funciones, con los que el gobierno ha trabajado bien.

Buena parte de esos alcaldes y prefectos pertenecieron, hasta poco antes de alinearse con el gobierno, a la denominada “partidocracia”. El apoyo del Presidente a esas candidaturas podría crearle un problema interno con las bases locales del movimiento gubernamental, que quieren presentar candidatos propios y solicitan elecciones internas para elegir las candidaturas.

Acuerdo País no es un Frente estructurado como coalición y movimiento, como el Frente Amplio de Uruguay o el partido de los Trabajadores de Brasil, sino una colcha de retazos a la que se zurcen nuevos retazos mientras se descosen otros, y en la que muchas veces el color de cada retazo se torna un tanto difuso.

El único hilo que, hasta el momento, logra mantener en parte unidos a esos retazos, es Rafael Correa. Pero los colores siguen siendo difusos.

Una organización en forma de Frente como el Partido de los Trabajadores de Brasil o, sobre todo, el Frente Amplio de Uruguay, es la mejor forma de lograr que los colores sean más claros, integrando la diversidad de izquierdas y “centroizquierdas” en una estructura que cierre el espacio a la derecha. Así, además, se identifica públicamente la tendencia de los grupos y grupitos que integran AP y de sus representantes.

En una estructura desestructurada como la de Acuerdo País, cualquier grupito de “centroizquierda tradicional” con un “aparato” clásico más o menos organizado puede obtener algunos logros burocráticos, nombrando gente en el Consejo Electoral, en el futuro Consejo de Participación, algún gobernador y hasta algún ministro.

Esos hechos a mediano plazo se transforman en victorias pírricas ante la derecha interna, que está donde se corta el pescado, con los altos ejecutivos de la Telefónica Porta, trabajando la reestructuración de la Corte Suprema de Justicia o acordando con los grandes grupos agroalimentarios.

Las victorias burocráticas de esos grupitos no solo le hacen el juego a la derecha interna y externa, sino que pueden ayudar a quebrar Acuerdo País como ocurrió en su momento con Pachakutik por acciones similares.

La realización de un Congreso Ideológico, como propone Alberto Acosta, y de elecciones internas, con las que está de acuerdo el propio Presidente Correa, podrían servir para consolidar organizativamente a AP, fortalecer su democracia interna y comenzar a torcer la correlación de fuerzas hacia un proyecto de izquierda.

En este momento difuso, si pensamos en candidaturas, habría únicamente dos que están cantadas, y que, si bien deberían someterse a elecciones internas, no tienen rivales ni dentro de Acuerdo País ni en otros partidos. Una es la de Rafael Correa a la Presidencia y la otra es la de Alberto Acosta a la Alcaldía de Quito. Son las únicas cartas realmente ganadoras de Acuerdo País, aunque los colores de la colcha de retazos sigan siendo difusos.